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Sospecho


Ilustración de Neko Katz

La sensibilidad, el don de cuidar, ¿son territorio femenino? Me resulta tan sospechosa esta aseveración como decir que la agresividad y la ambición forman parte del paisaje masculino.

No confío en la mirada desde adentro: ¿cómo se siente un grumo en la polenta? Probablemente como el último remanente de la esencia intocada de la harina de maíz, resistiendo hasta último momento los embates de nuestro cucharón homogeneizante. Desde nuestro punto de vista en cambio, es un obstinado que se rehúsa a fundirse con la totalidad, ¡egoísta!

Me siento incómoda al atribuir cualidades a este o a aquel género. Si lo hice en algún momento, quiero cambiar. Quiero evaluar las cualidades en su identidad pre-genérica, adoptar estas y dispensar aquellas más allá de lo que achatamos como “naturaleza”. No tengo ni idea de cuál es mi naturaleza, pero quiero seguir aprendiendo a cuidar, a desear, a accionar, a decir que sí y que no…

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