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Ideas

A Reversible Anthropomorphic Portrait of a Man Composed of Fruit

de Giuseppe Archimboldo

Que no se caigan del árbol antes de tiempo. Sacudir y sacudir, pero jamás apresurar la maduración. Dejar que se suelten solas, antes que ningún ave las picotee, pero cuando el desprendimiento sea una conclusión natural.

¿Quién es testigo de esa caída? El que se queda observando, tal vez todo un día atento, mirando la copa y la tierra, y eventualmente las aves que acechan. Mucho trabajo para no hacer nada. También está la opción de seguir tu vida y simplemente pasar por ahí algunas veces al día, deseando que otro no se haya robado lo que viste crecer desde el principio, y que venís cuidando a la distancia.

Cuando una idea madura puede pasar de boca en boca, inútil es reclamar su propiedad. Y lo mejor que puede suceder es que sea compartida hasta los confines de la Tierra, más allá de que haya nacido en tu jardín. Orgullosamente querés clamar al mundo “la vi nacer”, pero eso no es más que vanidad.

Distinto sería si la acompañaras en sus peregrinaciones, fueras con ella a todos lados, no para celarla, sino para esparcir su simiente. Pero solo te convertís en el experto, solamente te emancipás de la mortalidad del fruto, cuando agarrás la pala y te ponés a cavar, las uñas negras de tierra, en busca del lugar más fértil que haya por estos pagos.

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